Así demuestra el gato que está feliz
Aunque entender el lenguaje corporal de los gatos pueda parecer lo más complicado del mundo, si prestas un poco de atención podrás entenderlo rápidamente. Lo primero a tener en cuenta es que los mininos no expresan mensajes voluntarios con su cuerpo, sino que el lenguaje corporal es un reflejo de su estado de ánimo. Si quieres saber si tu gato está feliz, te contamos cómo puedes descubrirlo.
Analizar la postura corporal de los gatos es clave. También hay que fijarse en sus ojos. Por ejemplo, si tienen las pupilas dilatadas y no parpadean, es una señal muy clara de peligro. Las orejas también son muy importantes, así como la cola.
¿Cómo saber si el gato está feliz?
La postura habitual de un gato feliz es sentado, completamente relajado. Las orejas están orientadas hacia arriba, lo que significa que está participando en el entorno y activo, tratando de escuchar todos los sonidos.
El gato también puede estar acostado, con las patas justo debajo de su cuerpo. Esta postura es una excelente señal, que indica que está a gusto y feliz en el hogar.
Otra de las posturas más comunes es la del animal estirado sobre un costado con la cola quieta.
En este tipo de posturas está presente y activo, aunque también le puede entrar el sueño, así que es normal que el gato tenga los ojos cerrados, o casi. Es normal que parpadee de manera lenta y tranquila.
Si te apetece conectar con él para estrechar vuestro vínculo, acércate a él lentamente y parpadea lentamente. Puedes acariciarle, y lo más probable es que ronronee.
El maullido o ronroneo es la forma que tienen los felinos de comunicarse con los humanos y transmitirles un mensaje concreto.
¿Cómo conseguir que el gato esté feliz?
Los gatos son animales extremadamente limpios, así que una de las principales recomendaciones para que viva una vida plena y feliz es la de limpiar a diario su caja de arena. También hay que cepillarle todos los días para eliminar el pelo muerto.
Al igual que los humanos, los mininos tienen diferentes personalidades. Algunos son más sociables y otros, por el contrario, corren a esconderse cuando llegan desconocidos a casa.
Lo más importante es respetar su privacidad y su espacio. Hace falta tiempo y paciencia para conocer el carácter del animal y adaptarse a él.
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